
Sobre las 10 de la noche salía Rubén, fundador del grupo, entonando su ya famoso grito de guerra: " ¿hay rumberos o no hay rumberos?" para en seguida tener al resto de la banda comiéndose el escenario, una banda que por cierto me parece homogénea y en la que todos sus miembros destacan por igual, cada uno tiene su momento, no hay estrellas ni diferencias entre ellos. Me llamó especialmente la atención que las primeras canciones que sonaron eran muy conocidas, dejando claro desde el principio que ellos venían con ganas de caña (la segunda por ejemplo fue "non e facile", single de su último disco) y desarrollando un concierto donde en las casi dos horas siguientes ofrecieron un recital muy colorido, cuidado en cada detalle y sobre todo, muy divertido, con muchos detalles y sorpresas (que no revelaré para no estropearlas y para que lo comprobéis por vosotros mismos). El conjunto ofreció un repertorio en los que estuvieron presentes temas de todos sus discos (recordar que todos, incluidos el último, están en descarga directa en su web), incluso ofrecieron versiones novedosas y muy distintas de algunos de los temas clásicos de su repertorio (como por ejemplo de "alosque"). Sin duda solo puedo resumir que fue un gran concierto que se mantuvo siempre en un ritmo muy alto, en el que la gente no dejó de bailar y cantar al ritmo de unos músicos muy preparados y con ganas de divertirse y divertir a los demás.
Tras la apoteósis de un concierto que supo a poco (siempre se quiere más) y cuando parecía que todo se iba a acabar, Adriá, vocalista del grupo, se quedó en el escenario para agradecer a los asistentes que a pesar de los tiempos que corren aún quede gente que apuesta por la cultura, mientras tanto, y de manera inesperada , el resto de la banda aparece con instrumentos musicales, y saltaron al público para continuar con la fiesta en el suelo de la sala, con toda la gente que había ido a verlos.

Texto: Miriam Rodríguez Lirio.
Fotos: Carmona Villa-Real
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