Hace unas semanas se celebró el concierto de Extremoduro en Almería, donde por primera vez
en mucho tiempo vi colgar el cartel de "sold out" en una tierra tan áspera para el rock como es
esta, aunque eran muchos los que vinieron de fuera aprovechando las vacaciones para verlos y
otros muchos los que se quedaron en la calle sin entrada. Además, este concierto era especial ya que estaba pendiente desde el 2008, cuando
Extremoduro suspendió el concierto de su gira "La ley innata" por las malas condiciones
climatológicas.
El concierto que estaba previsto que comenzara a las 22.30 de la noche se retrasó casi una
hora debido a la gran cantidad de gente que quedaba aún en la puerta. Destacar la intro de
este espectáculo, bastante curiosa y muy acorde con el decorado.
En cuanto al repertorio, las míticas canciones de toda la vida como "Sol de
invierno", "Golfa", "Prometeo" o "Puta" se intercalaron con "Que borde era mi valle", "El
pájaro azul", e incluso algún tema que aún no ha salido a la luz y que vienen a acallar a aquellas
bocas que constantemente quieren enterrar a esta banda, que si bien veterana, aún tiene
mucho rock que regalarnos. Podría poner pegas sobre el repertorio diciendo que faltó tal o
cual canción, pero la realidad es que es una carrera tan amplia y son tantas la vivencias en
torno a su discografía que necesitaría un concierto de diez horas para quedar satisfecha y
decir que no ha faltado ningún tema. Siempre fui seguidora de esta banda, pero tengo que
señalar que hasta que no fui a este recital no recordaba la razón por la cual me gustaba tanto
este grupo en directo, pero es la energía que desprenden y la forma que tiene de llenar el
escenario, sobre todo de Iñaki Antón.
Como conclusión, decir que fue un gran concierto, como ya dije, bastante caro pero que
merece la pena dado el despliegue de luces, sonido y las más de 3 horas de concierto que
nos ofrecieron, y a pesar de que no fue perfecto, cabe señalar que ha mejorado bastante en
relación a otros conciertos que se han realizado en este mismo lugar. La parte negativa de la
noche fue el afán de privacidad la cual dificultó el trabajo de los medios, además de la idea
de hacer este concierto en un espacio cerrado a finales de agosto en Almería de manera que
la organización se vio obligada a repartir agua entre los asistentes a causa de las altísimas
temperaturas que allí se registraron, además de tener que habilitar a prisa nuevas zonas para
el público debido a la gran cantidad de personas que fueron a última hora.
Texto: Miriam Rodríguez
Fotos: Carmona Villa-Real
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